Basta con caminar un rato por la Expocruz para encontrar en ella una muestra de todos los rincones del departamento. Hay plantas de bonsai y árboles nativos traídos de Samaipata: gomero, toborochi, tajibo, jacarandá y más. El precio varía según la edad de la planta y van desde 200 hasta 350 bs. Los helechos y cáctus son más baratos, valen entre 10 y 30 bs, explica Lastenia Calzadilla.
De Roboré hay medicamentos naturales: jarabes de paquió, sisini y tipa para diferentes afecciones. También hay pomadas y caramelos para la gargante. Los precios rondan los 25 bs.
Las máscaras chiquitanas de Santiago de Chiquitos van desde 35 a 180 bolivianos.
San Ignacio de Velasco trae tejidos, ropa y manteles pintados mientras que San Miguel de Velasco presenta tallados en madera en forma de parabas, ángeles e iglesias.
De San Miguel también hay hamacas, manteles y centros de mesa pintados. Gloria García pinta a la vista del público para que la gente pueda apreciar su arte y talento.
Desde Lomerio trajeron tejidos, trabajos en madera y en cerámica muy coloridos y en diferentes diseños: móviles de otoño, de durazno, violines y más. Uno de los productos que más llama la atención son las hamacas atadas, al estilo tradicional, que se hacia antes de la aparición del telar.
Los pobladores de Ascención de Guarayos también muestran todo lo bueno que hay en su tierra: tienen galletas de arroz, chocolate amazónico, néctar de piña. Los precios son económicos, lo más caro cuesta 20 bolivianos y es el shampoo de miel.
Con estos y otros productos tradicionales del departamento, el evento empresarial se constituye también en una muestra cultural de la región completa y de primer nivel.
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